Después de unos ajetreados fines de semana donde había realizado grandes recorridos, la y la sobre todo, ahora toca relajarse y volver a la normalidad de pequeños recorridos.
Salgo nada más comer sin tener claro donde ir. Sólo busco espacios abiertos donde poder disfrutar de la suavidad que proporciona la luz otoñal y el silencio de una tarde de sábado. Los domingos son más bulliciosos, los sábados por la tarde son solitarios y tranquilos. Cuando llego a Polvoranca recuerdo que tenía pendiente recorrer los muchos caminos que existen en torno a Griñón. Son muchas las veces que atravieso la zona, pero siempre las prisas por llegar al destino o casa no me han permitido disfrutar y descubrir esta zona.
Antes hemos tenido que llegar hasta allí. No es fácil. Hay que llegar hasta Loranca. Este barrio de Fuenlabrada se encuentra estratégicamente situado y es origen de multitud de rutas por el sur de Madrid. Dos son las opciones que tengo para llegar: la más peligrosa supone recorrer un tramo por la autovía M-407 desde Polvoranca, la más larga requiere atravesar Fuenlabrada por el carril bici. Por ambas opciones llegamos al mismo punto, pero decido probar una nueva variante. Menos vistosa que la primera y más corta que la segunda.
Pasado el puente, tengo que cruzar el nuevo barrio de El Vivero, en el que podemos encontrar problemas para atravesarlo, ya que se encuentra todavía en fase de urbanización. Aunque no encuentro ninguna valla que me impida la entrada, si tengo que buscar una valla movida en la salida para poder salir de este nuevo desarrollo urbano. Una vez en Loranca ya sólo tengo que continuar por la cañada para llegar a Griñón.
Como siempre podéis bajaros el track GPS desde .
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