Hace pocos días los telediarios informaban de las conclusiones de un informe que indicaba que se está acelerando el aumento de las temperaturas medias en la ciudad de Madrid a un ritmo que dobla el observado a nivel mundial. Pronto dejaremos de practicar deporte en los meses estivales.
Nada mas salir de casa, ya nos habíamos dado cuenta que la tarde había cambiado. Una ola de viento sahariano había disparado las temperaturas haciendo insoportable la estancia en las calles. El aire cargado de partículas en suspensión impedía tener los cielos limpios y mantenía al sol oculto generando una pronunciada sensación de bochorno. |
Hasta llegar al Parque Regional del Sureste debemos atravesar zonas urbanas (Leganés, Getafe y Pinto) y polígonos comerciales (Nasicca, Los Ángeles), cruzar autopistas (M-50, N-IV) y vías de tren (cercanías, AVE), bordear aeropuertos (el de Getafe) y salvar arroyos contaminados (arroyo Culebro). Durante este recorrido voy pensando por el fenómeno conocido como "isla de calor"; la concentración de un área concreta de edificios, industrias, asfalto, circulación y otros elementos hace que aumente la temperatura en relación a un área exterior con menos elementos.
Aparte de las medidas globales incluidas en el que intentan corregir los aumentos continuados de las concentraciones de gases invernadero en la atmósfera como el dióxido de carbono, el metano o el óxido nitroso, se deberían incluir medidas locales que fueran mas cercanas y que los habitantes notaran de forma directa.
La imagen del sur es esta: espacios naturales arrasados por máquinas y en constante transformación por los humanos. No existen masas forestales que permitiría retener la humedad y evitar la erosión del terreno. Ni que ofrezcan una imagen bondadosa, tranquila y bella de este sur.
Mientras que vamos por el carril-bici de Perales pienso en los argumentos de los "planificadores" para acometer estas transformaciones en el paisaje: progreso económico. La gran falacia del progreso y secuestrados por la necesidad de generar trabajo para la gran población que habita en la zona, los "planificadores" sólo encuentran en la construcción (de cualquier infraestructura) el remedio. Queremos ser más ricos, queremos ir más rápido, queremos acceder a todos los productos,...
En el cerro de los Ángeles paramos en una fuente a beber agua. Estamos agotados por el viento de cara y el calor sufrido. Tras cruzar la N-IV volvemos a encontrar las calles, los trenes, las industrias, los centros comerciales y las modernas ventas de comida rápida donde reponerte del duro y caluroso viaje.
Como siempre os podéis bajar el track GPS desde .
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